matisyahu
Matisyahu
un judío ortodoxo que canta reggae mezclado con rap, hip hop y ragamuffin
“Mi alma está tan hambrienta como la de Bob Marley”, ha dicho en estos días Matisyahu, un miembro de la Lubavitch Hasidic Community que canta reggae mezclado con rap, ragamuffin, dub y hip hop y cuyo segundo disco, Live at Stubb's, es ya todo un éxito.“La avaricia, el dinero y las mentiras deben ser destruidas en cada uno de nosotros para que devolvamos nuestras almas a Dios”. Es la filosofía de su música que ha triunfado hace pocos días en Tel Aviv y Jerusalén, y que prendió en noventa mil personas en el último festival de Bonnaroo (Tennessee, Estados Unidos).El 19 de febrero de 2005, Matisyahu grabó en el Stubb's de Austin (Texas) un álbum en directo. Stubb's es un restaurante-barbacoa con platos a cinco dólares, donde han tocado músicos como Stevie Ray Vaughan, Los Lobos, John Lee Hooker, Billy Idol, Jamie Cullum, Pixies, Ryan Adams, Sonic Youth y Johnny Cash, entre otros.Live at Stubb's es el título del nuevo álbum de Matisyahu que ha pasado en pocos días de vender treinta mil a cien mil ejemplares en Estados Unidos, subiendo treinta y seis puestos de golpe en las listas de Billboard.Matthew Miller nació en West Chester (Pennsylvania, Estados Unidos) el 30 de junio de 1979. Poco después, su familia se trasladó a Berkeley (California) y más tarde a White Plains (Nueva York). Sus padres lo enviaron un par de veces a la semana a un colegio hebreo, del que estuvo a punto de ser expulsado por rebelde.A los catorce años, Matthew Miller se había acomodado a un fácil estilo de vida hippie-adolescente. Era fan de Grateful Dead, se dejó crecer rastas, tocaba los bongos y aprendió a imitar una caja de ritmos desde los últimos pupitres de la clase. Después de casi incendiar su clase de química, decidió ir a un viaje de acampada a Colorado. En las Montañas Rocosas, lejos de la vida urbana de White Plains, Matisyahu afirma que descubrió a su Dios.Viaje iniciáticoSu curiosidad espiritual lo llevó a Israel en un viaje que significó un punto de inflexión en su vida. Matisyahu aprovechó el tiempo rezando, estudiando y pensando en música en Jerusalén. Su dormida identidad judía afloró a su consciencia y a su regreso acudió a un instituto en Bend (Oregon), introduciéndose en el reggae y el hip hop.Todas las semanas iba a un local de aficionados donde rapeaba, cantaba, le daba a la caja de ritmos y se mantenía activo creativamente. Fue entonces cuando empezó a desarrollar el sonido reggae-hip hop que hoy es su marca registrada.Matisyahu volvió a Nueva York para estudiar en The New School, donde continuó desarrollando su música e hizo sus pinitos en el teatro. También acudía al Carlebach Shul, una sinagoga en el Upper West Side conocida por su ambiente hippie y la exuberancia de sus cantos, donde se convirtió al judaísmo hasídico.Mientras estudiaba en The New School, Matisyahu escribió una obra de teatro titulada Echad (Uno), que trataba de un muchacho que conoce a un rabino hasídico y se convierte a la religión. Poco después del estreno de la obra, la vida de Matisyahu extrañamente imitó a su arte. Años después de que prendiera en él la primera chispa de religiosidad, Matisyahu conoció al rabino Lubavitch, iniciando la transformación de Matthew en Matisyahu.La persona que había sido tanto tiempo escéptica ante la autoridad y las reglas, se adaptó a la disciplina y estructura del judaísmo, siguiendo sus leyes estrictamente y envolviéndose en un desafío intelectual y en el diálogo espiritual que había buscado durante una década. Hoy, Matisyahu vive en Crown Heights, dividiendo su tiempo entre el escenario y la Yeshivá (institución para el estudio de la Torá, el documento más importante del judaísmo).Hoy combina los sonidos de Bob Marley con las influencias del rabino Shlomo Carlebach, aunque manteniendo la identidad de una música propia.
“Mi alma está tan hambrienta como la de Bob Marley”, ha dicho en estos días Matisyahu, un miembro de la Lubavitch Hasidic Community que canta reggae mezclado con rap, ragamuffin, dub y hip hop y cuyo segundo disco, Live at Stubb's, es ya todo un éxito.“La avaricia, el dinero y las mentiras deben ser destruidas en cada uno de nosotros para que devolvamos nuestras almas a Dios”. Es la filosofía de su música que ha triunfado hace pocos días en Tel Aviv y Jerusalén, y que prendió en noventa mil personas en el último festival de Bonnaroo (Tennessee, Estados Unidos).El 19 de febrero de 2005, Matisyahu grabó en el Stubb's de Austin (Texas) un álbum en directo. Stubb's es un restaurante-barbacoa con platos a cinco dólares, donde han tocado músicos como Stevie Ray Vaughan, Los Lobos, John Lee Hooker, Billy Idol, Jamie Cullum, Pixies, Ryan Adams, Sonic Youth y Johnny Cash, entre otros.Live at Stubb's es el título del nuevo álbum de Matisyahu que ha pasado en pocos días de vender treinta mil a cien mil ejemplares en Estados Unidos, subiendo treinta y seis puestos de golpe en las listas de Billboard.Matthew Miller nació en West Chester (Pennsylvania, Estados Unidos) el 30 de junio de 1979. Poco después, su familia se trasladó a Berkeley (California) y más tarde a White Plains (Nueva York). Sus padres lo enviaron un par de veces a la semana a un colegio hebreo, del que estuvo a punto de ser expulsado por rebelde.A los catorce años, Matthew Miller se había acomodado a un fácil estilo de vida hippie-adolescente. Era fan de Grateful Dead, se dejó crecer rastas, tocaba los bongos y aprendió a imitar una caja de ritmos desde los últimos pupitres de la clase. Después de casi incendiar su clase de química, decidió ir a un viaje de acampada a Colorado. En las Montañas Rocosas, lejos de la vida urbana de White Plains, Matisyahu afirma que descubrió a su Dios.Viaje iniciáticoSu curiosidad espiritual lo llevó a Israel en un viaje que significó un punto de inflexión en su vida. Matisyahu aprovechó el tiempo rezando, estudiando y pensando en música en Jerusalén. Su dormida identidad judía afloró a su consciencia y a su regreso acudió a un instituto en Bend (Oregon), introduciéndose en el reggae y el hip hop.Todas las semanas iba a un local de aficionados donde rapeaba, cantaba, le daba a la caja de ritmos y se mantenía activo creativamente. Fue entonces cuando empezó a desarrollar el sonido reggae-hip hop que hoy es su marca registrada.Matisyahu volvió a Nueva York para estudiar en The New School, donde continuó desarrollando su música e hizo sus pinitos en el teatro. También acudía al Carlebach Shul, una sinagoga en el Upper West Side conocida por su ambiente hippie y la exuberancia de sus cantos, donde se convirtió al judaísmo hasídico.Mientras estudiaba en The New School, Matisyahu escribió una obra de teatro titulada Echad (Uno), que trataba de un muchacho que conoce a un rabino hasídico y se convierte a la religión. Poco después del estreno de la obra, la vida de Matisyahu extrañamente imitó a su arte. Años después de que prendiera en él la primera chispa de religiosidad, Matisyahu conoció al rabino Lubavitch, iniciando la transformación de Matthew en Matisyahu.La persona que había sido tanto tiempo escéptica ante la autoridad y las reglas, se adaptó a la disciplina y estructura del judaísmo, siguiendo sus leyes estrictamente y envolviéndose en un desafío intelectual y en el diálogo espiritual que había buscado durante una década. Hoy, Matisyahu vive en Crown Heights, dividiendo su tiempo entre el escenario y la Yeshivá (institución para el estudio de la Torá, el documento más importante del judaísmo).Hoy combina los sonidos de Bob Marley con las influencias del rabino Shlomo Carlebach, aunque manteniendo la identidad de una música propia.
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